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lunes, 18 de septiembre de 2006

Caracas full (indi)gente

Venga, que ya arrancó todo de nuevo. Y todos estamos aquí, again. ¿Cuántos millones de caraqueños somos y seguimos contando? El Metro asqueroso, impenetrable de gente, putrefacto de sudor caduco y restos alimenticios encerrados en sus ataúdes marca tuperware o en sus clones expendidos sobre la acera por tropas de buhoneros. “Empújame, que yo te pisaré” es el enésimo mandamiento de una deidad subdesarrollada. La autopista vomita millones de automóviles con flatulencia de monóxido carbónico. Súmanse colas de autobuses amarillos repletos de infantes madrugadores. Lotes de asalariados agradecen el anatema bíblico de sus trabajos. Docentes malencarados asumen la mnemotécnia cual terapia de shock aplicada a sus alumnos: “repitan después de mí, los héroes patrios son…” Y los recogelatas gozando un imperio: el suyo propio, exclusivo de ellos.

Pero siempre, aunque lejos, nos queda Eiffel: ese faro.
(Photo by Kimberly Simancas)

2 comentarios:

©Javier Miranda-Luque dijo...

¿Por qué será, mi apreciado Torrealbart, qué nos apetece estar "siempre en otro lugar"? Somewhere else, diríamos en la pragmática lengua de Shakespeare. Y sí, seguramente algún galo suspira por admirar Caracas encaramado en el Avila, pero no sumido en el Metro. Abrazo ferozmente caraqueño, JML.

Anónimo dijo...

Bueno, yo soy uno de esos venezolanos que se fue del país cuando el dolar se cotizaba a 100 Bs. A mi, que había crecido en la utopía del 4,30, me parecia que eso era el fondo del pozo.
Los años y la actualidad me han desmentido. Desde entonces he vivido en cuatro paises diferentes, y les puedo asegurar una cosa, Caracas posiblemente sea una de las ciudades mas tercermundistas del planeta. Yo extraño a los venezolanos, a las arepas, al pabellón, a las gaitas en Navidad, pero desde luego, nunca he extrañado el caos que significa vivir en esa ciudad.