BLOG-TRAILER

miércoles, 31 de enero de 2007

Bienvenida a la ortodonxia (sic)

(A Lorena, with my yellow smile submarine)

la ortodonxia
persigue
la ortodoxia dentífrica


incisivos
caninos &
molares
en orden cerrado (según términos castrenses)
exento de imprecisiones
e irregularidades varias



alambres de púas
cercan dentaduras
en camisas de fuerza
de aleaciones impronunciables



“occiDENTAL
apunta la brújula del ortodoncista
con su saeta infra-quirúrgica


dientes apresados
en campos de concentración salivar
donde cada ballena lingual
ejerce de tsunami
surfeado por multitud de papilas gustativas

sobrarán
soberbias
soNRISas
sobresaturadas de
sopor impaciente mientras
clonan
clonan
clonan
clonan
clonan
clonan
clonan
clonan
clonan
clonan
clonan
clonan
clonan
clonan
clonan

clonan
a la MONA lisa
con frenillos DE SEDA
que SE QUEDA inamovible
contemplándonos tras el vidrio antibalas del Louvre

martes, 30 de enero de 2007

"Capacidad máxima": ascensores y libros

Estos últimos días me he entretenido con un blog-experimento llevado a cabo en una bitácora abierta para tal fin el día 18 de enero, registrada luego en el directorio de to2blogs.

Simultáneamente envié un e-mail, suscrito bajo el nick de “capacidad máxima”, a un listado de cien (100) correos electrónicos en el que yo mismo figuraba y que obtuve de un mensaje masivo cuyos destinatarios estábamos “a la vista” y no en la modalidad de “copia oculta” que yo utilicé para mis envíos.

Después me di a la tarea de dejar comentarios en cien (100) bitácoras. En ambos casos (e-mails y blogs) sembré una campaña de intriga en torno a un ascensor y un ciber-happening


La exégesis de los resultados cuantitativos de la convocatoria bloguera se la cedo a quien pueda interesar (900 visitantes diferentes o “usuarios únicos”, según el extreme tracker, al momento de publicar este post). Lo que a mí me causa curiosidad es la reacción de hiper-seriedad exhibida por algunos en los comentarios dejados en tal blog. Aunque predominó el humor en su estupenda biodiversidad conciliatoria.

Al final, decepcioné a la mayoría calificada, como ocurre en cualquier campaña de intriga, ya que –una vez develada– toda la alharaca se reducía al bautizo virtual de un libro en ascensores urbi et orbi.

El libro, además, resultó ser mío: “Capacidad máxima” (encierro teatral en un acto para actores en vivo y personajes referenciales), premiado en el Certamen Mayor de las Artes y las Letras en su edición 2004 y publicado con tres años de añejamiento.

Para completar la cuña (el spam, offtopic y demás yerbas del metalenguaje con las que fue calificada mi impertinencia), publicito, pues, que el librito de marras (44 páginas) se vende exclusivamente en las librerías Kuai-Mare a un precio irrisorio (los derechos de autor ya me los entregaron en especies: 100 ejemplares con los que me abanico y obsequio encantado a familiares, relacionados y amigos).

Ya sé que debí colgar un blog donde la pija de Paris Hilton ginecologizara la entrepierna calva de Britney Spears y le afinara en clave de fa(moseo) las trompas de Falopio, en vez de dedicarme a estos turbios e insulsos menesteres. Pero hice exactamente lo que me vino en gana, asumiendo mi copyright sobre el ascensor y la bitácora.

Y ahora, acogiéndome a las conductas omnímodas imperantes, destierro a los ceños fruncidos de mis predios, de todos mis predios.

El registro ciber-documental de lo acontecido virtualmente está allí:
http://capacidadmaxima.blogspot.com

Reitero mi gratitud a quienes se “conectaron” generosamente en la onda cómplice del jápening y sumaron sus comentarios con jocosidad y desenfado.

Jorge Letralia publicó en su bitácora un post magnánimo

http://jorgeletralia.blogsome.com/2007/01/29/el-ascensor-de-la-intriga/

domingo, 28 de enero de 2007

Mariano Rajoy pierde título de "GILIPOLLAS MAYÚSCULO" ante oponente francés en Milán

Reconozco que me he equivocado. Yo era de los que pontificaban que nadie le ganaba en gilipollez a Mariano Rajoy. Pero me veo obligado a excusarme con don Mariano y quitarle el título de "GILIPOLLAS MAYÚSCULO" (én mayúsculas acentuadas y bold).

Stéphane Lissner, superintendente de La Scala de Milán (a quien anteriormente hemos citado en esta bitácora) destrona al ¿líder? del PP tras suscribir una "campaña de reeducación del público" en los siguientes términos: "Se agradece el traje oscuro en las primeras representaciones y siempre el traje y la corbata para los señores espectadores. Se recomienda, en cualquier caso, en todas las representaciones, una vestimenta acorde con el decoro del teatro".

¿Pertenecerá monsieur Lissner a la facción francesa del Partido Popular con sede en Milán?

jueves, 25 de enero de 2007

Anselm Kiefer: Torres sin Babel

Las buenas nuevas no funcionan; se celebran fugazmente y, acto seguido, se desechan. El apocalipsis, en cambio, es un imán de miradas, blogs, posts, visitas, comentarios. En un mundo perfecto nadie webearía ni chatearía ni bloguearía tal como cualquiera de nosotros. ¿Para qué demonios perder el tiempo con representaciones y/o intermediaciones virtuales si podemos vivir conectados —en directo— a la satisfacción permanente, incesante, perpétua?

Todo ello se me ocurre contemplando el puzzle de concreto que el alemán Anselm Kiefer ha montado equidistante entre la galería White Cube y la Royal Academy of Arts londinense. Lo ha denominado "Torres de Jericó" y a mí se me figuran twin towers portátiles que pueden ir erigiéndose verticalmente, anywhere, arriesgándonos a probar cuántas piezas se pueden sumar, unas sobre otras, tambaleándose, sí, aunque sin desmoronarse salpicando de hormigón desarmado los puntos cardinales.

Concreto: pues que aquí en Caracas se verían muy bien estas Torres sin Babel, compitiendo en temeridad y altura versus los "ranchitos": esa arquitectura de la precariedad tan trópicopenetrante que apuñala ojos y nubes sin sutilezas.

Encima, prefabricado is beautiful, ¿o no?

viernes, 19 de enero de 2007

verdedólar

"La órbita del arte no intercepta
ningún postulado ético"
(Débora Arango, pintora latinoamericana)

No se apaga nunca. Jamás se desconecta. Ramón piensa en turno permanente hasta cuando duerme. Es la historia sin fin, el eterno retorno, una y otra vez, repitiéndose interminablemente. Si tan sólo alguien se tomara la molestia de pagarle unos cuantos centavos por su diarrea de fantasías, su hemorragia de elucubraciones, su eyaculación precoz de teorías acerca de ¡todo!, el propietario del 7-B no tendría que escondérsele a la presidenta de la junta de vecinos que vive montándole guardia para cobrarle los tres años atrasados de condominio.

Pensador ad honorem, teorizador por vocación, esbozador profesional de escenarios extremos, Ramón es un diestro malabarista de la microeconomía que labora en la biblioteca central, con acceso a un salario escuálido y a un montón de información impresa y virtual. Embriagado por esa promesa incesante de conocimientos, Ramón permanece muchas más horas de las que debería en su trabajo, obsesionado por indagar, exhumar, clarificar, establecer relaciones ocultas, desentrañar la clave de los misterios de todos los prodigios y maravillas que constituyen este mundo implacable y perfecto.

Más de una vez, su loro Verne casi se muere de hambre, soledad y desesperación ante la ausencia prolongada de Ramón en el apartamento que ambos ocupan, herencia de la tía Emilia, aquella gorda bonachona que encarnaba a la perfección la versión femenina del sargento García, "un trozo de carne con ojos", como le decía, ahogándose de risa, el abuelo Marcelino, embaucador por necesidad durante la guerra civil española y la revolución cubana, inventor malogrado que murió sin resolver el enigma del movimiento perpétuo.

Visionario inspirado, Grand-Ram (como se identifica en internet), no se cansa de envíar sus crónicas imaginarias, duplicadas ene veces, al listado completo de publicaciones especializadas en los secretos del universo, complots y teorías de conspiración. "La verdad desnuda", al menos, ya le ha publicado un par de cartas de los lectores.

Exagerado absoluto, cuando Ramón hace algo lo emprende en grande. Comer, dormir, hablar por teléfono. Sus ciento cuarenta y siete kilos son apenas una evidencia cuantificable de por qué ya no le permiten la entrada en Le Bon Vivant, un popular buffet de degustación donde el comensal paga un precio único por "todo lo que pueda comer y beber".

Como Warhol, Ramón padece, además, de incontinencia fotográfica. Mientras le queden bytes disponibles, Ram no puede dejar de disparar su cámara, apresando imágenes en formato digital para intervenirlas y alterarlas a voluntad, merced al photoshop todopoderoso que lo eleva a la condición de un dios menor obsesionado por la sobreimposición de realidades virtuales.

-Mi avidez vital por saberlo y experimentarlo todo, mi hiperactividad cerebral estimulada por un hipotálamo más grande de lo normal, resulta antológica, hiperbólica, desmesurada, lo reconozco, pero directamente proporcional a mi erudición en erupción.- se enorgullece el voluminoso bibliotecario a quienes sus compañeros de trabajo llaman "la pirámide".

La nueva obsesión ramoniana es su hipótesis de que Lady Di vive junto a Pablo Escobar Gaviria en un remoto archipiélago secreto, en compañía de otras celebridades que se hartaron del hostigamiento público.

-La idea es sencillamente fascinante -le cuenta Ramón a Marisela, una corpulenta punketa desteñida que comparte los excesos de su amado- Marylin Monroe, el clan Kennedy, Elvis Presley, John Lennon y otros tantos se retiraron a vivir en santa paz, sin nadie que los reconozca o los juzgue, en una especie de Shangri-la tropical, con un clima ideal todo el año. Imagínate esta sociedad utópica de celebridades veraneando en un mundo perfecto.

-Ramy, tú diciéndome ésto y yo visualizando el verdedólar, esa tonalidad tan intensa que logramos el otro día, manipulando la paleta de colores en la computadora.

-Verdedólar, verdedólar -repite Verne, desplegando las alas verdirrojas en una coreografía epiléptica que amenaza con traspasar los endebles barrotes de la jaula.

-Verne necesita pareja, Ramy, mira que es muy triste estar solo.

-Yo también lo creo, cautiva mía, pero necesitamos comprar una jaula mucho más grande, para darle vuelo al amor de Verne por su pareja, una exhuberante hembra que nombraremos...

-Salomé, lora de encumbrada belleza y sensualidad matadora...

-una hembra perfecta como tú, virtuosa mía.

Dicho esto, los casi trescientos kilos de ambos entremezclan sus adiposidades en una dilatada danza horizontal acompasada de jadeos. El maltrecho colchón, también heredado, resiste con valentía los embates amatorios.

-Verdedólar, verdedólar -insiste Verne, pronunciando la nueva palabra aprendida momentos atrás.

-Verdedólar -ella proclama al universo su palabra.

-Eso es, musa mía, verdedólar, verdedólar, tengo que transmutar mis ideas en verdedólar.

-Alquimia verdedólar -gesticula con vehemencia Marisela, trazando sucesivos círculos concéntricos en el aire- alquimia verdedólar.

-Alquimia pura, excelsa mía, para pintar de verdedólar nuestras vidas, Verne y Salomé incluidos.

-Verdedólar para mudarnos juntos a una casita en el páramo, oculta por la niebla, Ramy, donde arrejuntarnos frente al fuego de la chimenea full de ramas secas que crujen, tomando vino tinto y amándonos sin censura, a gritos, paseándonos desnudos como en una pintura de Renoir.

-Verdedólar, amada mía, fruto de mi esfuerzo sostenido, años de lecturas, documentación e investigación, doblando mi lomo sobre los libros, perdiendo mi vista ante el computador, cual sabio abad benedictino que no renuncia a las tentaciones ni a los divinos placeres de la carne...

-ni del queso ni del brandy ni del chocolate caliente ni del goulash humeante que te quema la boca al probarlo...

-caliente como el sexo que nos enloquece, cortesana mía, para dormir hasta el mediodía jornada tras jornada, renunciando al placer del desayuno, no importa, pero acostándonos en plena madrugada, disfrutando la noche y sus excesos, con cenas pantagruélicas y libaciones orgiásticas...

-en nuestro castillo invernal donde yo soy reina y princesa y bruja mala y tú mi caballero y mi rey y mi príncipe verdedólar...

-y tu Merlin medieval que te embruja, alteza mía, y soy el emperador desnudo con su traje invisible de finísimos hilos de oro y mi cetro siempre en alto, demandando tu erotismo fiero y desmedido, meretriz mía...

-ay, Ramy, que me excitas y tú sabes como yo me desespero si en mi pozo de gozo profundo no obtengo de inmediato lo que quiero...

-ufff, golosa Gretel mía, devora mi cetro y mi corona, saboréame como si yo fuera la casita de caramelo y golosinas, sin la bruja tramposa que quiere comernos...

-ay, Ram, yo soy esa bruja tramposa, yo soy esa bruja mala que quiere comerte, que quiere que me comas, que quiere que nos coman el cetro y la corona y que se quemen y se ahoguen en la hoguera de mi pozo de gozo profundo, Ramy, y yo soy yegua y soy amazona y soy Lady Godiva y soy lo que tú quieras que yo sea y...

-y pretendo que seas mi marquesa de Sade, desbordada mía, para que fantasees como una loca y me hagas delirar con tus cuentos hechos realidad...

-y entonces vamos a invitar a Hansel y Gretel para comérnoslos y que nos coman, Rammmmmmmmmmm...

-lo que tú desees, gastronauta mía...

-e invitamos también a la viciosa de Blancanieves, acosando sexualmente a los siete enanitos en el bosque...

-y también a Cenicienta, flautista mía, y a sus hermanastras crueles y malvadas, perversa-polimorfa mía, para que te torturen en la torre del castillo mientras gimes retorciéndote de placer y dolor y placer y dolor y placer y dolor... ¡ argh !

-Verdedólar, verdedólar -interviene Verne, con una pronunciación notablemente mejorada que casi hace olvidar su timbre gutural y ligeramente oclusivo.

-Verdedólar sí, si es que logro vender mis inspiradas teorías de conspiración y complots planetarios, mis historias sobre sociedades secretas y pactos innombrables, mi programa cibernético para averiguar el verdadero nombre de dios y así poder invocarlo.

-Ramy, todo ese material es genial para libros al estilo del tal Benítez, sin compararte con él, claro. Ya te puedo ver dando conferencias en todo el mundo, usando una túnica de elevado maestro iniciado, conmigo siempre a tu lado, y filmando documentales, orientando a tus discípulos...

-Verdedólar, verdedólar, soñadora mía, sin olvidar mi más reciente hipótesis del archipiélago de celebridades donde se hospedan los Kennedy con Marilyn y Lennon espera a Yoko...

-Verdedólar, Ramy, y haríamos una expedición, tipo Arca de Noé, un crucero de elegidos para encontrar el archipiélago y sumarnos a ellos...

-Verdedólar, que te quiero verdedolar, gerente mía, pero necesitamos subcontratar a un escribidor que redacte con sintáxis impecable y un tono fervoroso, apasionante, todas estas elucubraciones mías, divagaciones mías, revelaciones mías, que me han sido dadas, sin duda alguna, para que yo las comparta con el resto de los mortales.

-Eso es, Ramy, tú tienes la misión de iluminar la conciencia de la humanidad, como una lámpara halógena de esas que me gustan tanto, como un faro que alerta a los buques en una noche de tormenta. Ay, qué visión tan hermosa, ¿no te parece?

-Excéntrica mía, ¿ te acuerdas de Wenceslao, el jovencito esmirriadito pálido de grandes lentes, ése al que le dicen rata blanca de biblioteca ? ¡ Pues él ! Wen es el indicado para poner en blanco y negro mis ideas.

-Pero él también se va pintar de nuestro verdedólar.

-Deja la mezquindad, ambiciosa mía.

-Ay, es verdad, mira que eso me oscurece el aura, y tú siempre me iluminas con tus verdades que te salen del alma.

-Amén, acólita mía. Verdedólar hay para todos...

-Y prosperidad llama a prosperidad, bienestar a bienestar, dinero a dinero.

-Verdedólar, compañera mía, trasciende el vil metal. Verdedólar hay que entenderlo como una filosofía de vida que implica plenitud, belleza serena, pasión que se arrebata a sí misma.

-Bienvenido, pues, Wenceslao, a nuestra cofradía.

-Tal es la actitud, cofrade mía, éste es el espíritu de nuestro cónclave exquisito.

-Ya somos cinco, entonces: tú, yo, Verne, Salomé y ahora Wenceslao. ¡ Cinco dedos de una mano poderosa ! Una mano que se extiende a otra y a otra y a otra. ¿ Viste como me inspiras, Ram ?

-Así comprobamos nuestra predestinación, alma gemela mía, hemos sido elegidos para emprender nuestra misión y no podemos desperdiciar más tiempo. Me voy a convencer a Wenceslao, para que deje de hacer todo lo que esté haciendo y se aplique con exclusividad a la gran obra de la que forma parte.

-Verrrrrrrrrdedólarrrrrrrrr -aclama Verne desde el vaivén de su columpio.

-Anúnciale la buena nueva, Ram, que yo me voy a elegir a Salomé y a comprar una nueva y gran jaula que pintaré del color de nuestros sueños. Por cierto, ¿tienes plata?

martes, 16 de enero de 2007

Secret meeting en el Salón Oval

No, no son clones ni clowns. Son ellos de verdad-verdad: Dick & Elvis (en riguroso orden alfabético, pardiez). Los disfraces más populares del planeta, aunque jamás en la Venecia de mis delirios, pestilente, mohosa y fetichesca Venezia (nada de little fucking Venice, nada de "zuelas" con palafitos insolados incrustados en excremento fosil hidrocarburado, no, qué va).

Sí, en efecto, la imagen no está photoshopeada ni nuestros ojos gastados por el monitor nos engañan: son Nixon & Presley (en estricto orden alfabético, vaya por dios), con sonrisa cariacontecida bajo la nariz de tobogán y las fauces de tragatodo semicerrada.

Se aproximaba el deceso del año 1970, precisamente a la medianoche del 21 del 12 (oh, palíndromo cifrado), en el Salón Oval de la Casablanca que décadas después disfrutarían Bill & Mónica en jaculatorias & eyaculatorias oralidades, oh good god, my sweet lord, salpicando tercos rastros seminales que harían las delicias de los profesionales del dry clean only.

Mister president y el rey omnívoro intercambiaron odios (a "esos" beatles gamberros & desprolijos; a "esos" ñángaras que no vietnamean, oh my dog: sí, sic, sick) y obsequios, a saber:

—Te truequeo, Nix, esta nice silver Colt forty five por una insignia de special agent antidroga para chapear a los truhanes -masculló el monarca de los barbitúricos, las anfetaminas, el carbohidrato and the very bad colesterol.

—Why not, si todavía there's no watergate a la vista -ripostó Rickxon.

(Fuente: registros desclasificados de la CIA)

lunes, 15 de enero de 2007

La blogosfera se expande

Mea culpa: título tramposo y foto tremendista para captar visitas. Vicios, pues del oficio bloguero con objeto de imantar miradas hacia nuestra vitrina. Voyeuristas y exhibicionistas duales que somos. Pero sí es verdad: se expande la blogosfera y lo seguirá haciendo hasta un próximo big bang o lo que sea.

Miren que la web es libre y libérrimo flujo de información (que no de comunicación, nos advierten los apocalípticos habituales). Venga ya, al meollo del post, me increpa algún lector apurado asomado a la ventana internetiana desde su oficina y el jefe que revolotea, fisgón, queriendo exprimir el tiempo y dedicación de los asalariados.

Pues que quería anunciar un par de nuevos blogs míos (que ya hablarán ellos por sí solos):
http://blogueoluegoexisto.blogspot.com
y
http://gramasutra.blogspot.com
además de la bitácora recientemente coreografiada por mi hija menor:
http://bailandoconlapoesia.blogspot.com
y la novela virtual por entregas que viene publicando desde hace ya 3 semanas en la red el escritor caraqueño Omar Mesones:
http://omarmesones.blogspot.com

Nada menos. Nada más.

(Foto propiciatoria de Marina Núñez)

sábado, 13 de enero de 2007

La Caracas de Julio Cortázar, Henri Charriere y Jessica Harper

Un post publicado por Rodrigo Coll en su estupenda bitácora Argonáuticas(http://argonauticas.blogspot.com/2007/01/propsito-del-tiempo.html),
me disparó la memoria hacia una minúscula anécdota en la que yo paseaba mi adolescencia por el otrora transitable boulevard de Sabana Grande: esa tarde me encontré con Julio Cortázar en un café; lo reconocí, me maravillé de presenciar a tal escritor de carne y hueso ejerciendo la más abyecta cotidianidad y seguí mis andanzas.
Tiempo después, también en el boulevard previo a La Previsora, me topé con ese antihéroe canallesco que solía ser Henri Charriere. Reputeé una y mil veces no llevar conmigo mis ejemplares de "Papillon" y "Banco", editados por Robert Laffont. El expresidiario de Cayena, propietario del nightclub "Mi vaca y yo", lucía igualito a la foto de la contratapa de sus libros. Imagino que ya habría rodado su film con Claudia Cardinale, "Popsy Pop", y aún los gringos no habían "empacado" su vida en la versión hollywoodense del bestseller que protagonizaron un devaluado Steve McQueen y un bufonesco Dustin Hoffman.
A Jessica Harper jamás me la encontré mientras vivió en Caracas. Mi hermano Julio y yo apenas la llegamos a admirar en la pantalla del extinto cine Caribe (donde hoy se erige el Seniat y un supermercado), durante aquellas gloriosas exhibiciones fílmicas de "arte y ensayo" que nos prodigaban los "martes selectos". Película peculiarmente fetichesca nos resultaba la británica "Inserts" (1974), con un casting que incluía, además de las axilas con pliegues de la Harper, a Richard Dreyfuss, Bo Hoskins y la lujuriosa mirada de Verónica Cartwright.
Ambas novelas de Charriere se me extraviaron en alguna de tantas mudanzas. La Caracas de mi adolescencia emerge en fragmentos esquivos, insomnes, divinamente disonantes.

jueves, 11 de enero de 2007

Guantánamo Tours: "in dog we trust" (sic)


Viaje a USA: ¡ Guantánamo es gratis !
Oferta 5º Aniversario

Pues va a ser que sí. Gracias al Georgieboy Bush, si usted decide viajar a Norteamérica, puede ganarse una estadía gratis en el resort cubano de Guantánamo.

El rollo es así: al pisar cualquier aeropuerto gringo, si algún funcionario de “inmigration” decide que usted es “raro” (por usar barba, sudar mucho, leer con excesivo interés algún libro de ficción, el color de su piel ostenta sospechosos matices claroscuros o usted no english spoken o pronuncia el idioma shakesperiano con indecoroso acento étnico), pues lo acusan de terrorismo y de cabeza a Guantánamo con su braga anaranjada y su plan “all the shit you can eat”.

Joder, que mister cowBush nos ha salido con vocación de agente viajero y este negocio del McGuantánamo pinta bien. Ya van five years hospedando gente y la isla aún no se hunde. Total, "In dog we trust" (sic), proclaman los dólares sin erratas y sin enmiendas.

domingo, 7 de enero de 2007

e(pístola)mail

De: tuhijo@aquienelmapamundineosatelizadoporgoogle.earth
Para: padremio@queestasjugandodominooaburriendoteenelmas.alla
Fecha: 07-01-07
Asunto: en el texto

(Documento adjunto: foto de la factoría genética Miranda-Luque,
a 94 años del nacimiento de mi padre)

Viejold:

Sentí la urgencia de contarte que demolieron el edificito aquel donde vivía Vizcaya, ¿te acuerdas?, el que vegetaba a la sombra plácida de la pirámide truncada de “La Previsora”. Tu amigo y su familia que se prolongaba cada año ocupaban la azotea convertida en ático o pent-house, como prefieras llamarlo, por estos castores que erigen y multiplican paredes de cartón piedra, respondiendo al mandato bíblico de su prole, en este valle bendito exento de inviernos y ciclones, pero que aloja sismos impredecibles. Y lluvia también. Menstruación de nubes que purifican su organismo con impuntualidad de trópico punzopenetrante. Arma blanca pluviométrica que percusiona contra los tejados de zinc música con aires del Mongo Santamaría. Etnojazz o latinsoul, blues acuoso de guitarra eléctrica relampagueante que desmorona el polvo de los cerros, acentuando la provisionalidad de los castilletes de arena (sin Reverón, sin Juanita, sin sus muñecas que sólo saben nadar en la luz que las cobija). Náufragos vanos, urbanos, suburbanos, epiurbanos, que surfean adheridos a sus tablas genéricas, tablones inconsultos, ripios de vallas publicitarias que balbucean sus mensajes prosaicos.

Presumo que ya estarás conminándome: “hijo mío, al grano”. A pesar de que, en nuestra factoría genética, el lenguaje-jé siempre ha sido el primer juego. Bueno, viejold, pues, concreto. Y aquel hueco que han dejado donde estaba el edificio. Como la huella indigna de un bombardeo en Irak, por ejemplo. Que tú tuviste la oportunísima sobriedad de perdértelo. O el espacio que dejaba en las encías un diplomado sacamuelas de tu época, polaco exiliado en Sabana Grande. Dentista que le decían. Nada de odontólogos ni cirujanos maxilofaciales que urbanizan sonrisas, recortan mandíbulas sobresalientes, cometiendo esa ortopedia dentífrica que es la ortodoncia y su siembra de alambre de púas en bocas habituadas a la tortura. Por la boca muere el pez, recuerdo que decía mi madre, y estos peces del Guaire ostentan sus anzuelos ceremoniales, piercings de titanio, como trofeos de guerra, tatuajes obscenos de campo de concentración ensalivados, código de barras que incineran la piel, muestras de dolor adosado para siempre a la experiencia (“el dolor es un recordatorio de nuestra condición elevada”, escribía el masturbador perturbado de Hesse, santo patrono del gremio incisivo-canino-molar y diestro ficcionador de autoayudas adolescentes). Eufemismos de metalenguaje profesional multidisciplinario, padre, para estafar a los eternos insensatos.

Pues sí, viejold, quedó el agujero en el flanco norte que nos aproxima al Avila y su purpúreo verdor mesiánico. Aún ignoro qué carajo van a construir allí. En todo caso, reanudaré el contacto y te mantendré informado por este mismo medio que, dada su intangibilidad, se me antoja perfecto. Tú ya me dirás. Un abrazo a mi hermano. Y mucho cariño a my mother. Cáguense en el alma de Freud y continúen visitándome en mis sueños. Episodios migratorios de emigrante, inmigrante, transeúnte errático, errante onírico que burla planos, fronteras y realidades.

Javier.

martes, 2 de enero de 2007

John Banville: "No tengo mucha idea de lo que sucede allí fuera"

Suscribo la frase del ganador del premio Booker del extinto año pasado. Novelista irlandés nacido en 1945, autor de "El libro de las pruebas" e "Imposturas". Tal epígrafe lo he extraido de "Babelia", ese estupendo suplemento literario de www.elpais.com