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sábado, 5 de agosto de 2006

Mis hijas en el Louvre...no tiene precio

Parodiando la campaña publicitaria, para todo lo demás existe Mastercard. Kimberly concluye su postgrado parisino en biopolímeros y Lorena la visita. Los viajes tienen la particularidad de convertirse en un patrimonio tan íntimo que nadie es capaz de poder expropiártelos. Los paisajes, las millas aéreas, las obras de arte, las crepes, los matices del cielo se te interiorizan y habitan tus neuronas irreversiblemente. Por una vez, concuerdo con el bravuconazo de Hemingway: París es una fiesta. Donde mis hijas celebran. Y Edith et moi meme, instalados en Caracas, nos sumamos al brindis etéreo, vital y vitalista, previsiblemente paterno.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

!Que Alegria amigo!, te debes sentir super FELIZ... Yo tambien lo estoy por Ti y Edith, la verdad: no tiene precio...

Jackie dijo...

Javier, qué lindas tus niñas.