BLOG-TRAILER

sábado, 26 de agosto de 2006

Ciudadana K

Cuando nos casamos Edith y yo, estrenando cada uno nuestro segundo matrimonio, Kimberly me advirtió –imbuida con toda la autoridad de sus 8 años– que no me iba a decir “papá”. Acostumbra2 entonces a llamarnos por nuestros propios nombres, poco tiempo después me presentaba a una compañera de primaria como su “papá”, hábito que se reiteró a lo largo de bachillerato y la universidad Simón Bolívar, compartiendo esa doble identidad libérrima de “Javier” y “papá”. Con Kimberly, pues, inicié mi pasantía paterna. Varios años más tarde, ya con cierta experiencia adquirida en estas lides, me gradúo de progenitor con el nacimiento de Lorena (honrando, además, el orden alfabético). Hoy Kimberly celebra sus primeros 25 años. Hace casi dos años que vive en París, protagonizando un postgrado en biopolímeros, merced a una beca Alban otorgada por la Unión Europea. Brevísima anécdota que hoy comparto, infringiendo el pacto tácito familiar de que cada quien sea su propio portavoz oficial: siempre nos reíamos con una cuña publicitaria ¿de un refresco? donde unos padres harto bohemios tenían un hijo políticamente correcto y viceversa. La publicidad (arte minúsculo del mercadeo) imita a la vida en sus “slices of life” y, en ocasiones excepcionales, logra reflejarla. En la foto reciente, la ciudadana K y la bailarina L, a la sombra de la torre Eiffel. Mientras tanto, al pie del Avila, Edith y yo brindamos complaci2 el aniversario natalicio con edulcorado quesillo criollo y contrastante Merlot sureño. ¡Salud!

No hay comentarios.: