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miércoles, 16 de agosto de 2006

Incunables cinematográficos

Mi proveedor de DVD's me acaba de entregar una copia impecable de "Portero de noche" (1974), el filmcunable de Liliana Cavani, la intensa regista italiana que me sedujo con "Mas allá del bien y del mal" (1977) y "La piel" (1981), me desinteresó con "Detrás de la puerta" (1982) y me volvió a cautivar con su versión de "El juego de Ripley" (2002).

Lo único objetable a mi copia de "Portero de noche" es su doblaje, made in Spain, a un "español fílmico bizarro" en el que las féminas suenan igual de cachondas diciendo "prefiero una taza de té" que "cómeme el coño". Obviando este audio-inconveniente de léxico y entonaciones delirantes, pues me impongo calibrar las casi dos horas de este soberbio juego de roles entre una jovencísima y famélica Charlotte Rampling y el "Dark" (sic) Bogard que nos retrotrae a un 1957 cuando yo, aún, no existía. Refresco el agobio situacional que me dispara la pantalla con sucesivas botellas azules, cuales ojos de la Rampling, de gélida y blonda Solera light.

Su óptica de Nietzsche (verbigraciado por Erland Josephson, actor fetiche de Bergman) y su partenaire ginecológica e intelectual Lou Andreas Salomé (encarnada por la perversa polimorfa que es Dominique Sanda), es una exquisitez que me encantaría volver a degustar sobre el mullido confort de mi domesticidad. Así que, tiempo ha, se la he encargado a mi dealer, sin resultados visibles, con el título detallado en varios idiomas: "Más allá del bien y del mal"; "Jenseits von gut und böse"; "Al di lá del bene e del male". Preferiblemente, of course, en su idioma original y subtítulos in spanish.

Otro incunable en DVD que apetezco es "Les valseuses" (1974), titulado entre nosotros con el refrán de "Las cosas por su nombre", road movie escrito y dirigido por Bertrand Blier, novelista francés instalado cómodamente en la cinematografía. El casting dispone de un Gerard Depardieu imberbe, la eterna veterana Jeanne Moureau y una perturbadora Miou-Miou que descubre el orgasmo acrobático, una y otra vez, en el asiento trasero de un compacto automóvil europeo.

De este milenio resulta "Dancing at the blue iguana", film fetichescus dirigido por Michael Radford, cuyo imán, a todas luces, es el strip-tease de esa divinidad rubia denominada Daryl (palíndromo) Hannah. Cuenta la leyenda que, para adentrarse en su rol, la "JánaJ" (permítaseme fonetizar su nombre a ver si, cual deidad lúbrica, invocándola se me aparece), laboró clandestinamente en varios puticlubs extraviados dentro del anonimato de la geografía gringa, hasta que percibióse convincente para otorgarle cuerpo, flesh and bone dicen allá, a su papel protagónico de nude dancer. Bendita Daryl abandonada por el descastado de John-John, otro Kennedy signado por el anatema familiar de la muerte súbita, herencia maldita de enfermedades, accidentes y atentados. Compañera de reparto de la Hannah es la "chinita" canadiense Sandra Oh, identificable como la doctora Cristina Yang de la gris teleserie "Grey's anatomy" o en su sexyviolento personaje del film "Sideways" ("Entre copas", 2004, by Alexander Payne).

Si consiguen alguna de estas alhajas, agradezco la gentileza de compartir el dato a través de este mismo medio. Por lo pronto, confío en que disfruten tanto como yo el ícono que (me) obsequio: "Der nacht portier".



1 comentario:

Anónimo dijo...

Ufff!!!! inolvidable la Charlotte Rampling, a mi me parece erotizante hasta en films de dudosa calidad, la última vez que la disfruté fué en el film "Inmortal" (una buena adaptación a mi parecer) basado en el mítico cómic francés de Enki Bilal. Ya está golpeadita por los años pero aún me despierta malos pensamientos, imagínate en Portero de Noche que estaba como mango pintón.

Jesús Torrealba