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viernes, 25 de agosto de 2006

Calígrafo exquisito: el imperativo de la belleza

Concluí la placentera lectura de “El calígrafo de Voltaire”, novela del contemporáneo argentino Pablo De Santis (1963). Es de esos libros que no quieres que se acaben y vas dosificando el texto a ver si, por alguna suerte de inusual prodigio alquímico, le “salen” nuevos folios de narrativa inteligente: ”Dussel había pertenecido a la secta de los Martillos de Dios, que atacaban las imprentas por creer que estas aplazarían por siempre el encuentro del hombre con el lenguaje natural, anterior a Babel. Veían en la letra impresa la verdadera torre de Babel y trazaban, a partir de cálculos incomprensibles para quienes no fueran ellos mismos, una serie de semejanzas entre los tipos de plomo y los elementos que la Biblia establecía como materiales de la torre”. Metáforas –se me antoja– de la impresión por demanda o la blogosfera que prescinde de correctores, editores y otros intermediarios. De Voltaire, por ejemplo, el autor dice que “sólo le interesan las cosas que están hechas de palabras”.En estas 205 páginas fechadas en 2001 nos aguarda, omnímoda, “la belleza que triunfa sobre cualquier estrategia”. Caligrafía que fluye en presente perpetuo, digitalizada en clave cibernética.
(Colette Calascione nos obsequia su imagen precedente del body art: ¿pero acaso existe lienzo o pergamino más digno que la piel?)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Javier, me pareció excelente la pintura que ilustra tu "post", no conocía a Collete Calascione, de modo que puse su nombre en el buscador google y obtuve su website: http://www.calascione.com/. Te sugiero incluir enlaces como este en tu área de links, y por supuesto agregar un enlace a mi blog: torrealbarte.blogia.com. Yo hice un enlace recíproco.

Por cierto, Calascione es un perfecto ejemplo de cómo los verdaderos artistas se imponen con su estilo figurativo a pesar de la presión de la moda del abstracto y la instalación, lo que no significa que entre estas últimas tendencias no exista nada de valor, pero hay mucho pirata coleado ganando prestigio sin merecerlo.

Jesús Torrealba