Anita Ekberg confiesa que si vuelve a ver un fotograma más de “La dolce vita” fellinesca... ¡vomita!
Eso ha dicho textualmente la vedette sueca, cuarenta y seis años después del escandaloso chapuzón en la Fontana de Trevi.
Dwight Macdonald teorizaría que se está desinflando el masscult, al igual que todo lo demás.
1 comentario:
Por fortuna nuestra época cuenta con la memoria inconmensurable que le proporcionan los medios audiovisuales. Cuando al igual que Marcelo Mastroiani, aquel otro hermoso protagonista del filme y la escena, la Ekberg haya dejado este mundo y no esté entre nosotros —o en su lujosa residencia italiana, para ser más exactos—, las generaciones venideras podrán seguir deleitándose con esa figura irresistiblemente sugestiva y húmeda.
Su malestar y su vejez serán entonces nada más que un eco diluyéndose en la lejanía.
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