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lunes, 12 de febrero de 2007

Pasarela Botero: ejercicio de estética ficción

Inspirado por la Pasarela Cibeles que acontece ahora mismo en Madrid,
pues se me ha ocurrido proponerles un ejercicio de estética ficción
consistente en imaginar una Pasarela Botero,
con gente generosa en redondeces y colesterol del bueno y del malo
(miren que no me quiero poner maniqueo).
Hasta aquí todo bien, pues Botero nos ha obsequiado sus personajes obesos,
estilizando el sobrepeso con colorido virtuoso.
Pero, para matizar, muestro ahora un odioso paradigma por oposición
que muy bien podría titularse Pasarela Bangladesh,
racionalmente erradicado de los desfiles de moda españoles y franceses,
mas no de los anglobalbuceantes, ¿okey, sir?
Volvamos ahora a mi propuesta de la Pasarela Botero
simplemente para ver qué demonios nos dicen nuestros ojos.

Especulo que si ésta fuera la tendencia estética imperante, sobrarían entonces las clínicas de engorde, las dietas pro-obesidad y las boutiques de talla anchilarga con sus campañas publicitarias respectivas de gordo is beautiful que jode y las consiguientes filosofías que desbordarían libros, blogs y emisiones de telebasura.

Las flacas se morirían de tristeza desesperadas por engordar y cubrir sus frágiles y tiernos huesecillos con comida chatarra, lípidos, azúcares y carbohidratos...

Estética Botero en estado puro y duro, gordo y obeso, con sobrepeso ambulante que atascaría escaleras mecánicas, vagones de Metro y ascensores.

¿Se lo pueden imaginar?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Y qué tal coreografías de ballet llenas de gordos y gordas, donde en lugar de dar la sensación de volart o flotar en el aire diera la sensación de rebote y altísima fuerza de gravedad?... tal vez así las bailarinas no tendrían que privarse de atacar potes de arequipe.

©Javier Miranda-Luque dijo...

Ciudadana K: ¡ Heil !

Sumándome a su adición de estética-ficción, imagínese, pues, bailarinas de ballet con gula compulsiva en la casa de la bruja mala de Hansel und Gretel, desmantelando las paredes de nutella a dentelladas puras.

De todos modos, vamos a despreocuparnos, pues las balletistas desarrollan (Darwin dixit) una envidiable metabolización rápida de los alimentos.

Pero insisto en las modelos obesas, con vestuarios holgados...

Su coreografía, sí, resulta delirante (¿pudiese ser acuática para ralentar la estricta gravedad newtoniana?)

El estado de gravidez ya es otra cosa. Mamíferos bípedos somos y la piel es tan flexible que da miedo.

Abrazo sin cinta métrica ni balanza de peso, JML.

©Sexosapiens dijo...

Me he hecho eco de tu polémica "Pasarela Botero" en mi bitácora con efectos interesantes: las afiliaciones y las oposiciones van cogiendo cuerpo por allí. ¡Vaya bola de nieve que has puesto a rodar!

Pasate y verás.