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martes, 5 de diciembre de 2006

Clonamos barbies: disponibilidad inmediata de cualquier tipología étnica, entrega a domicilio contrarrembolso





Claro que estilizamos rasgos y los uniformamos según estándares de armonía facial y belleza universal. Aclaramos tonos de piel (blanqueamos y desmanchamos hasta obtener un saludable color broncíneo). Occidentalizamos ojos, devastamos párpados, extraviamos miradas. Todas las pupilas se magnetizarán hacia el imán que será la nueva usted. No discriminamos tallas, edades ni estado civil. Consulte nuestro nuevo servicio de maquillaje funerario. Ojee (sic) nuestro catálogo. Aproveche la promoción permanente de nuestros exclusivos “espejos eufemísticos replicantes”. Usted pregunta “¿qué tal me veo, espejito?” y nuestro “Bull shit mirror” responde: “De fábula”.

(Texto publicitario de: Mentiras Piadosas and Clon Dolly Enterprises)
www.maquillajejépostmortem.ve
www.barb(ar)ie.com

(Fotos: Corinna Holthusen)

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Fritisimo pana... muy buenas las fotos.

Saluts.

Anónimo dijo...

Este post da miedo, Javier, francamente...

©Javier Miranda-Luque dijo...

Y ya no se trata de ciencia ficción, Enza. Empresas niponas high tech ofrecen réplicas personalizadas de cada quien, manufacturadas en latex, modulares, a escala del cliente, desde 30 centímetros y hasta un metro cincuenta de estatura, con especificidades que incluyen un repertorio vocal pregrabado de 150 parlamentos diferentes con tu propia voz o el timbre sonoro que prefieras. La muñeca puede ir envejeciendo por ti, década tras decada, mientras tú te sometes a una sucesión interminable de intervenciones quirúrgicas que van "podando" tu anatomía. Me fascina, Enza, esta mescolanza de Frankestein con Dorian Grey y Blade Runner. Entrando ya en los vericuetos fetichescos, los fans pueden adquirir una réplica de Britney Spears, por ejemplo, sin pantyes, pero con frondoso vello púbico rubio y ensortijado (se me antoja). O podríamos exhibir en la sala de nuestro apartamento un maniquí estupendo de Shakespeare recitando Hamlet. Cada cual con su ídolo redivivo en la doméstica intimidad del hogar: John Lennon cantándote "imagine"; Janis Joplin delirando; Jimmy Hendrix electrocutándose una y otra vez mientras saltan los breakers del condominio y la conserje te maldice entre jerigonzas intranscribibles. ¿Ficción?

Anónimo dijo...

¿Ficción? La ficción siempre se queda corta en eso de la negación de uno mismo. Es mucha desesperación, ¿no? Mirarse en el espejo, mientras un tiempo y un mundo más perfectos navegan por el mercado. Eso de vivir con la muerte en la pata de la oreja, con la condena de una necia finitud sin verdaderas satisfacciones. Pero es fascinante, eso sí. Erich Fromm decía que básicamente andamos la vida entre el masoquismo y el sadismo. Entre atormentarse y atormentar. Al final todo es negación. Ese fastidio con uno mismo.

Anónimo dijo...

Pinocho, Pinocho, ah, pobre Pinocho.