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viernes, 23 de mayo de 2008

SAN AGUSTÍN, CINE MADE IN HOLLYWOOD, ABSOLUT CALVICIE Y EL PHOTO(BARBER)SHOP

San Agustín, pintado por Rubens
Whitman
Umberto Eco
Thomas Harris
Chatespeare
Melville
Armando Reverón
Kubrick
¿Que qué tiene que ver san Agustín con el cine gringo made in Hollywood?
Pues que jode.
Resulta que san Agustín escribió –siglos ha– que "la barba es señal de los fuertes; la barba señala a los decididos, a los hombres vivaces" (y, desde luego, a quienes no somos usuarios ni de Gillete ni de Schick ni de las añejas Phillipshave con sus cuatro cabezas rotativas).
Pero resulta que en el sacrosanto cine gringo cuando quieren evidenciar que algún personaje se está volviendo mierda (loco, marginal, borderline, looser, descentrado, outsider, menesteroso, esquizofrénico, psicópata, desprolijo, raro, diferente, bizarro, librepensador, retrechero, etcétera), pues le dejan crecer la barba y ya está.
Una vez que el personaje vuelve a afeitarse y aplicarse litros de loción aftershave, pues significa que ha recuperado la cordura y merece su lugar en el rebaño de lampiños ceremoniales que se depilan hasta el vello más púb(l)ico, nefando e intestino. Imagino yo que se trata de alguna manía alentada por los alopécicos del mundo (¿algún complot de marketing mix guerrillero y virulento, eh?) que pretende arrancar el pelo de raíz. Lo siento, entonces, por los fabricantes de shampoo y por los cazadores de horquetillas desempleados. La ABSOLUT CALVICIE es la vacuna contra la caspa. Calvo is clean. Calvo is beautiful. Lampiños are for ever and ever. Depilación for everyone (she or he; male, female, drags, shemales). Depilación everywhere. Depilación full laser downthere, inthere, inside down and down, own clown.
San Agustín is wrong, se equivocó, pues, y no hay "Confesiones" que valgan.
La infalibilidad no funciona en materia capilar, pilífera, véllica.
Afeitemos, pues, a las estatuas.
Afeitemos, entonces, las pinturas urbi et orbi, merced al photo(barber)shop.
Yo, por lo pronto, pienso poner mi barba en remojo, antes de ver la de mi vecino arder.
¡ Psico-ilumínanos, Sigmund !

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