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lunes, 9 de abril de 2007

Censura en la blogosfera: ¿resucitó Walt Disney?

Este lunes procaz e impío (nada más prosaico que un lunes), merece un post como éste.

Y es que me encuentro con esta noticia en la deliciosamente desfachatada prensa digital española, que me conmina a ventilarla:
http://www.20minutos.es/noticia/220732/0/codigo/conducta/bloggers/

El caso es que un par de anglos (ya verán precisamente quiénes) se sintieron irritados con determinados contenidos de la blogosfera y proponen, entonces, aplicar mecanismos de moderación, censura, borrón e inquisición nueva.

Sin mayores clicks ni circunloquios, aquí reproduzco el comentario que, suscrito con todos mis datos, dejé al respecto:

¿Qué demonios significa ese calificativo absolutamente sesgado y unidimensional de "desagradable"?

¿Cuál tribunal inquisitorial va a decidir por mí y por cualquier internauta que un portal web o bitácora sea "desagradable"?

¿Es que resucitó Walt Disney y se ha comprado ahora internet?

Aquí va MI OPINIÓN (que no deseo imponer a nadie, sino apenas compartirla y airearla):

—Nadie puede decidir por mí a cuáles contenidos voy a acceder.

—Si no me "agrada" algún contenido encontrado durante mi "navegación" en la web, pues sigo adelante y ya está.

—Jamás voy a proponer prohibir ni excluir ni censurar ningún contenido por cutre, facha u hortera que sea (con "suprimir" los comentarios que me apetezca quitar de mi blog, yo tengo suficiente).

—Sí concuerdo en que cada quien asuma su "identidad electrónica" y se desaliente el anonimato, simplemente no publicando ningún comentario suscrito sin correo electrónico y nombre de usuario registrado.

2 comentarios:

P. E. Rodríguez/R.Coll dijo...

Me parece que con el séptimo mandamiento de tu link tendríamos más que suficente: "No digas en internet lo que no puedas decir a la cara".

Los años 90 nos hicieron creer que la web sería la próxima utopía. Ahora sabemos que no es más ni menos que una ventana veloz a nuestras mayores maravillas y nuestras más desoladas miserias.

Por cierto, qué maravilla de imagen la de tu post: siempre me pareció obvio que Walt Disney tuvo que ser un pedófilo.

No es que sea mejor, pero prefiero la honesta monstruosidad del Humbert Humbert de Nabokov.

Un abrazo, Javier.

©Javier Miranda-Luque dijo...

No sé si pedófilo, pero el gallego arrepentido que era Disney (o lo sigue siendo en su terquedad criogenizada), siempre me resultó un personajillo funesto: jefe mezquino que maltrataba a sus asalariados, además de su intención de estandarizar el mundo según sus cánones cutres y horteras.

Disney era un churrigueresco de la cursilería destinada a intelectos no infantiles, sino infradesarrollados.

Y, por supuesto, resultaba obvio que este emporio tuviese éxito masivo y mediático.

La factoría Disney produce carbohidratos y triglicéridos neuronales: menú favorito (e hiperadictivo) de analfabetos orgánicos, funcionales.