GEORGE EASTMAN (1932) |
Este post brevísimo va de esos primos carnales (e incestuosos, exhibicionistas, voyeurs, obscenos, lúcidos, lúdicos, luminosos) que son el cine y la fotografía: él y ella; adanes y evas iconográficos que se entrelazan y preservan memorias atávicas propias y ajenas. Me refiero a un delicioso film sueco by Jan Troell, estrenado en 2008: MARÍA LARSSON, al que se le apostilló un sub-título plañidero. Lo que yo espectador rescato de allí es su sobria apología a la fotografía, ese "arte" (¿técnica, disciplina, herramienta?) que nos permite y enseña a mirar, re-mirar, re-ver (hermoso palíndromo), re-encuadrar, ficcionar, intervenir, etcétera. Yo le estoy particularmente agradecido a aquel gringoche mentado GEORGE EASTMAN, este "hombre del este", que, en un acertadísimo y visionario alarde pre-digital, mass-ificó (sic) la fotografía, catapultándola como arte colectivo y aglutinador. Hoy, todos fotografiamos miles de millones de imágenes que retratan nuestro entorno cartográfico y humano, cualesquiera que éste sea, merced a los buenos oficios de míster Eastman, sin desmerecer, qué va, a ninguno de sus imprescindibles predecesores cautivados por la imagen y la cultura visual que nos seduce desde siempre. Thank you, George y tack, Jan Troell y merci beaucoup a los hermanos Lumiere.
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