"Odio a los deportistas, espero que se maten todos entre sí."
Aquiles fue, obviamente, un pre-existencialista absolutamente "sartreano", aunque sin una Simone de Beauvoir que lo rescatase del tedio, la depresión y la inercia que lo aquejaba (y no precisamente en su talón vulnerabilísimo). La torpe y hermosa Briseida jamás podría equipararse a Simone, ni de vaina.