
Mi Matisse predilecto es éste de 1935,
EL REFLEJO, por su serena belleza que nos seduce desde lejos imantando nuestra mirada. Como casi todo lo trascendente, lo descubro gracias a la lúcida gentileza de un amigo, Tomás Onaindia, en compañía de Edith.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario