
El fútbol no es lo mío. De niño, obligado a jugar durante la asignatura de "Educación Física", anoté un autogol que casi me ocasiona un linchamiento por parte de mis condiscípulos. Desde entonces confirmé mi proclividad a jugar con las palabras y me eximí a mí mismo de todo gimnasio y/o estadio. Pero todo antideportivismo admite alguna excepción a la regla y hoy yo (
venezoolano, casado, mayor de edad y españolito de ultramar), festejo el gol de la "Europoca" (sic) que le infligió
eZPaña a Alemania. Hasta Velázquez himself es testigo. Doy fe.
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