Por fortuna nuestra época cuenta con la memoria inconmensurable que le proporcionan los medios audiovisuales. Cuando al igual que Marcelo Mastroiani, aquel otro hermoso protagonista del filme y la escena, la Ekberg haya dejado este mundo y no esté entre nosotros —o en su lujosa residencia italiana, para ser más exactos—, las generaciones venideras podrán seguir deleitándose con esa figura irresistiblemente sugestiva y húmeda.
Su malestar y su vejez serán entonces nada más que un eco diluyéndose en la lejanía.
Por fortuna nuestra época cuenta con la memoria inconmensurable que le proporcionan los medios audiovisuales. Cuando al igual que Marcelo Mastroiani, aquel otro hermoso protagonista del filme y la escena, la Ekberg haya dejado este mundo y no esté entre nosotros —o en su lujosa residencia italiana, para ser más exactos—, las generaciones venideras podrán seguir deleitándose con esa figura irresistiblemente sugestiva y húmeda.
ResponderBorrarSu malestar y su vejez serán entonces nada más que un eco diluyéndose en la lejanía.